Capítulo octavo

La continua lluvia llena de agua los ataques. Aplicación del enemigo para hecharla, motivando su movimiento a presidiar los puestos por donde el contrario podía executar assaltos.

Desvanésense los rezelos de atacarnos. Retírase la guarnizión. Continua el fuego de los sitiados.

Dirigen los de afuera su disparo para ensanchar las brechas, perfizionando la nueva paralella y trincheras.

Previene el príncipe la guarnizión para recivir a su contrario, trabaxándose en dilatar más la mina. Continúan los enemigos su fuego contra la cortina de San Bernardo y camino cubierto. Dispónese el inglés para hazer frente al de Pointí. Trabaxan 300 hombres al reparo del camino cubierto con otros susessos.

Primo

La continua lluvia llena de agua los ataques.

Ya era tiempo que diera muestras de que nos era totalmente parcial el cielo, quando preñadas las nuves comenzaron a romperse sus cataratas, desziéndose en un continuado diluvio, lo enturpezido de sus vapores. En manera que llenando de agua las trincheras del enemigo, le retardaron a este notablemente sus ideas. Con todo nada desalentado su brío, con este impenzado accidente trabaxó en formar algunos cauces por donde desaguar sus aproches habriendo senda por la parte del mar a fin de que por aquel lado quedasen tratables sus trabaxos.

Todo este día lo passamos los de la plaza con no pequeña quietud por razón de hallarse el enemigo empleado en acomodar lo que la lluvia, el tiempo y la estación avían maltratado. No obstante a las ocho de la noche descubrieron nuestras sentinelas un gran trozo de gente enemiga que iva entrando y ocupando sus líneas por la parte del puente de piedra, que se dixo arriba; avisaron luego los españoles del Salto del Lobo de la novedad y creyéndose nuestro gefe que aquel movimiento se enderezava a prevenirse el contrario para dar un assalto en la Redondela al abrigo de la obscuridad de la noche, mandó luego tocar a rebato por toda la ciudad, con que se puso la guarnizión en armas y los marineros que nos servían de gastadores se aprestaron igualmente para la ocurrencia.

Presidiáronse al mismo tiempo los passos mas peligrosos, doblándose en ellos la gente para su defensa. Disparáronse con mayor continuidad y frequencia las piezas y morteros a aquella parte en donde se oía traullar al enemigo. Era incessante el fuego de nuestra mampostería y igualmente hizieron su obligación los mosquetes, que desempeñaron muy bien por entonces su utilidad.

La claridad que nos subministrava nuestro disparo nos hizo conozer a breve rato que no era la idea del enemigo la de avanzar sí solo la de prolongar una nueva paralela frente al amenazado cubo o Redondela, à que hasta entonces se avían enderezado todas las operaciones, con que se avía dispuesto durante el ataque. Formó en ella una batería no sin grande oposición, que para ello se le hizo. Disparó a cartucho con ella a poco rato para desalojarnos de los puestos de que le ofendíamos, pero no recabó por esso el intento, que se avía propuesto; antes bien valiéndose nuestros artilleros para acestar los cañones de la misma claridad, que causavan sus botafuegos, lograron sobre ser ya de noche el descomponer enteramente los reparos que en la formación de aquella nueva batería avían levantado con tanto trabaxo y tan a costa suya.

Secundo

Desvanésense los rezelos de atacarnos. Retírase la guarnizión. Continúa el fuego de los sitiados.

Estando en esto vimos algunos enemigos no lexos de la contrascarpa y a la orilla del mar en aquel puesto, en que se termina el fosso, que el príncipe de antemano avía echo fabricar.

A media noche cessó enteramente el rezelo, con que vivíamos a vista del sossiego, que se avía observado en el enemigo hasta allí, con que pudo el príncipe dar orden a la gente para que se restituiera a sus quarteles. En esta ocasión aunque no fué poco el fuego del adversario, tuvioms a grande dicha que no hiziera daño alguno en los de la plaza, si bien que a la mañana de un balazo murieron quatro, y doze quedaron heridos en diferentes puestos.

Al despuntar del 28 fué cogido y llevado a la plaza un soldado del enemigo mal herido, y se notó des de la Redondela que ivan los contrarios en busca de un cuerpo muerto, cuyo rico vestido nos hizo creer que era de algún sugeto de cuenta.

Tercio

Dirigen los de afuera su disparo para ensanchar sus brechas. Continúa el fuego de los sitiados.

Como el día antedendente no avía podido perfizionar enteramente nuestro adversario la línea, a que avía puesto mano aquella noche, reconozieron los de la plaza que quedavan en ella todavía los picos, zapas y palas con que havía trabaxado, y no ay duda que huviéramos intentado el allanarla otra vez, a no ser que quedava por la frente su terreno algún tanto descompuesto de la lluvia.

Un navío inglés, que poco antes avía salido a corso, truxo este día una presa de harta consideración. Las bombas que nos arrojó el enemigo llegaron al número de 64.

Entre las 12 y una de la noche se reconozieron algunos enemigos que todavía venían a observar el terreno y las obras de defensa que les quedavan que venzer, y en seguida se reparó que se trabajava en las trincheras con toda diligencia, o bien para estenderlas o bien para resguardarlas y prevenirlas de las lluvias que en adelante podían suzeder.

Quarto

Previene el príncipe la guarnizión para recivir a su contrario trabaxándose en dilatar más la mina.

Si hallara términos con que expressar el desvelo con que nuestro primer gefe atendía a quantas operaciones podían utilisar en defensa de la plaza, no ay duda que pudiera yo con justa razón hazerle ver a la Europa en lo zeñido deste discurso lo vivo de su incansable marcial aliento. Basta decir ya que no me lo permite o mi cortedad o mi poca fortuna, que a todas horas, en todos puestos y en todas ocurrencias se hallava presente aquel héroe, sin que ni los peligros ni los estorvos pudieran retardar en manera alguna lo intrépido de su corazón para entrar en la demanda que pedía la seguridad de aquella plaza. En consequencia de esto, mandó el día 29 que se apercibiesen todos los del presidio para estar prontos a recivir al enemigo caso que intentase alguna operación que creyó infalible a vista de lo poco que disparava su artillería.

Hizo assimismo trabaxar este día en el ensanche de la mina, que baxo de la contraescarpa, junto a la puerta principal tenía formada, y aunque discurrían algunos de los de la plaza que los enemigos avían igualmente por su parte echo vivas diligencias para encontrarla y frustrarnos el buen éxito que de ella nos preometíamos, se averiguó este mismo día que no havía tal.

En quanto a la operación de los enemigos, solo diré que se observó que estuvieron este día muy ocupados en ensanchar sus trincheras y prolongarlas con mayor frente azia la brecha a donde disparó con sus morteros hasta 55 bombas, sin las muchas piedras con que incessantemente molestava a los del presidio, de quienes murieron dos y fueron heridos onze, y una de las bombas que cayó en casa del príncipe Henrrique aunque hizo grande estrago no ofendió a alguna persona de las muchas que la habitavan.

Quinto

Continúan los enemigos su fuego contra la cortina de San Bernardo y camino cubierto. Dispónese el inglés para hazer frente al de Pointí. Trabaxan 300 hombres al reparo del camino cubierto.

Bramó el cañón del enemigo este día más de lo acostrumbrado hasta allí, enderezando sus tiros a la cortina de San Bernardo y al camino cubierto que le corresponde, a fin de impedir que la gente que se hallava puesta en la defensa de esta parte no pudiesse ser socorrida en caso de assalto.

En el interin que passó esto con los sitiadores, el vicealmirante Leack levantó el fierro del puesto en que se hallava y se arrimó con sus navíos por la otra parte a la de tierra que afronta con la plaza a fin de quedar con esto más resguardado de los vientos, y con mayor ventaja caso que el de Pointí con su flota ideara acometerle. Este movimiento suscitó no pequeño rezelo en el enemigo, a quien pareziéndole que nuestra armada intentaría algún desembarco para hazer diverzión, despachó la mayor parte de su cavallería azia aquel lado para oponerse a qualquiera acción.

Aquella noche estuvo quieto nuestro contrario y solo trabaxó en una nueva línea que al pié de la montaña mandó tirar tras de la primera con ánimo de assegurarse más de sus salidas y tener resguardada la gente que para el assalto de la Redondela se estava disponiendo.

Hizo el príncipe trabaxar esta noche a 300 hombres en el reparo del camino cubierto, que conduze al pastel o cubo, por estar la mayor parte arruynado de la artillería enemiga. Assimismo deseó sacar de aquel puesto que quedava ya echo un montón de piedras los dos morteros grandes de yerro que estavan en aquel paraxe, bien que no pudo conseguirse, a vista de la impossibilidad del transporte. No obstante mandó que se dispararan algunas bombas con entrambos a tiempo que el enemigo correspondía igualmente con las suyas, que no passaron esta noche de 56.


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