Capítulo 18

Éntranos un enviado del alcayde Alí y provisiones de boca. Desmuntan nuestros cañones los morteros de su contrario, que cubre sus obras con cestones.

Atienden los sitiadores al ensanche de sus ataques, y los sitiados al remplazo de sus defensas. El vehemente fuego de nuestras baterías destruye los cestones de la primera línea del enemigo, que se adelante [sic] algo en la noche con la zapa.

No consigue el enemigo adelantar sus trabaxos con mucha aplicación y desvelo por oponérsele nuestro cañón.

Diose principio en la plaza a la fábrica de una real batería, que ideó el príncipe trabaxando el enemigo una línea para subir a la montaña.

Éntranos un enviado del alcayde Alí y provisiones de boca.

De Tánger se nos restituyeron el día 16 los dos navíos ingleses, que allí se avían enviado con buena cantidad de provisiones de boca para nuestra manutención. Vino en ellos un enviado del alcayde Alí general de las costas de Berbería por el rey de Mequinez a fin de hazer ciertas proposiciones al de Darmestad de parte de su príncipe.

La nueva batería fué el blanco de los tiros de la del enemigo. Este día observose que el cañón del muelle y bastión de San Pablo avían desmontado los morteros con que disparavan piedras los sitiadores a la contraescarpa y pastel o Redondela, lo que se creyó después con más certeza por no dispararles el enemigo en adelante como lo avían acostumbrado hasta allí. Su cuydado fué el día 17 en adelantar los trabaxos de su primera línea fixando para ello cantidad de cestones a fin de cubrirse enteramente de nuestra mampostería, que para preservar a los que trabaxavan dentro la plaza en acentar y dar la última mano en la pequeña batería de las 3 piezas, que se dixo arriba, se esmeró este día en descargar sobre su contrario, con todo el furor y violencia, acierto y daño de aquel.

Atienden los sitiadores al ensanche de sus ataques, y los sitiados al remplazo de sus defensas. El vehemente fuego de nuestras baterías destruye los cestones de la primera línea del enemigo, que se adelanta en la noche algo con la zapa.

Fue poco lo que al 18 se trabaxó por ambas partes: el ensanche de sus ataques fué el único desvelo a que atendieron los sitiadores, y el remplazo de las obras de defensa era la única ocupación en que se emplearon los de la plaza, mirándose igual el fuego, bien que no al 18 en que comenzaron los sitiados a avivarle contra su enemigo con el cañón des de la nueva batería el daño que se le amenazava, arrancando y despedazando por primera entrada la mayor parte de los cestones de la primera línea, que le servían de reparo, de calidad que no pudo persistir más en aquel puesto, quedando muerto de un cañonazo entre otros en aquel sitio el sargento mayor Rosca, que lo era de napolitanos en aquella ocasión por el sereníssimo de Anjou.

No hizo el contrario movimiento alguno por la noche, solo procuró valiéndose de la obscuridad restituir su primera línea a su primitivo estado con los reparos y defensas que le prescrivía el ardid y regla militar.

No consigue el enemigo adelantar sus trabaxos con mucha aplicación y desvelo por oponérsele nuestro cañón.

Pasosse el día 20 por el enemigo con restablezer de los passados daños la trinchera, aunque en balde porque como continuava el fuego de nuestra batería proseguía igualmente el daño que recivía en sus aproches, y assí se vió forzado a desmantelar de día aquella línea por no exponer su gente sin fruto al fuego le hazían incessantemente los sitiados.

Por la tarde nos disparó algunas bombas, una de las quales cayendo sobre 150 granadas que teníamos prevenidas cerca de la Redondela, reventaron sin daño de los que estavan cerca.

Aportaron este día a nuestro muelle cinco navíos olandeses que venían de Génova en donde hizieron tiempo para esperarle favorable a fin de continuar para sus puertos la derrota que se avían propuesto.

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Diose principio en la plaza a la fábrica de una real batería que ideó el príncipe, trabaxando el enemigo una línea para subirse a la montaña.

La inoportuna aplicación que se desvelava en la plaza su primer gefe en retardar las operaciones del enemigo, le motivó al 21 a congregar todos sus cabos para darles parte del nuevo designio que tenía en construir una nueva batería real, que tomara todo el lienzo de la cortina de San Bernardo, revistiéndola por entero de gruesa y buena artillería a fin de desaloxar totalmente a los sitiadores de las dos primeras líneas que ocupavan, y destruir igualmente la mayor de sus baterías, y aunque en esto podían ocurrir algunas dificultades por ser muy estrecho el terrapleno que le correspondía a la cortina, se venzieron con todo, alzando el terreno, como se hizo, que le servía de plaza de armas por la parte interior de la ciudad, y luego derribando algunas casas arruynadas yá del cañón enemigo, que podían impedirlo. Mandó formar otra nueva y anchorosa plaza para jugar con mayor desembarazo en caso que importara nuestras milicias, y como la cortedad de medios era la mayor rémora que podía discurrirse para emprenderlo, insinuó el príncipe con sus prudentes razones que no era bien que se dexara de la mano por el interés obra de tanta consequencia, y assí siguiendo a porfía con el exemplo que les dava su comandante, se declararon todos los cabos movidos de lo glorioso del echo, protestando no descansarían un punto hasta haver concluido lo que se les avía insinuado tan importante al resguardo de la plaza. En efecto se dió principio sin más dilación a aquella empresa, motivando a todos sin distinción el ejemplo que notaron en el príncipe quando con la zapa en la mano se vió cumplir con la obligación de simple gastador, con que aquel mismo día se vió ya algo adelantada la empresa de aquel proyecto.

Al mismo tiempo el enemigo por su parte trazó una nueva derrota para lograr la eminencia del monte, formando tras de la Redondela otra línea para subir a la primera brecha, que en aquella altura tenía abierto, cubriéndose para esto con algunos cestones a fin de resguardar su gente de nuestro fuego. Fuéronse oy los navíos olandeses que avían entrado, y con ellos dos expressos uno a Londres y otro a Lisboa.

Quareinta fueron las bombas que disparó nuestro contrario, parte sobre la Redondela y las demás sobre la contraescarpa.


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