Capítulo 11

Lento disparo el del enemigo. Estórvale nuestro cañón la prosecución de sus obras. Recuperan los navíos las áncoras que perdieron por el fuerte temporal.

Artilla nuestro contrario su nueva batería. Lógranse avisos por navíos que vinieron de las ocurrencias de Cádiz.

Bordea nuestro vicealmirante para conseguir el sobreviento. Éntranle a Villadaries algunas tropas. Moderado fuego de sitiados y sitiadores.

Forseja el vicealmirante para lograr puesto ventajoso. Disposiciones del príncipe, que manda arrestar a dos sugetos. Alegres noticias de no estar muy lejos nuestro socorro, con otros susessos.

Primo

Lento disparo el del enemigo. Estórvale nuestro cañón la prosecución de sus obras.

Con la incessante aplicación que avía puesto el enemigo en perfizionar la última de sus baterías, logró el día siguiente ponerla en toda perfizión, bien que no fué mucho el fuego que con ella se nos hizo, de calidad que solas veinte y quatro bombas nos arrojó en este día.

Nuestros navíos, que de la passada tempestad avían perdido algunas áncoras, con la calma que reconozieron en el mar pusieron mano a su hallasgo y en efecto lo lograron a poco rato.

Aunque quedava en el Muelle Viejo (como emos dicho) enteramente arruynada sus baterías no por esso se dexó de disparar con algunos cañones, des de aquel puesto con el abrigo de la noche, de forma que en la de este día se le pudo con el fuego que de aquí se le hazía estorvarle notablemente al enemigo su trabaxo, a que ayudó no poco un mortero que des de lo alto de la montaña les iva a ratos disparando muchas piedras.

Secundo

Artilla nuestro contrario su nueva batería. Lógranse avisos por navíos que vinieron de las ocurrencias de Cádiz.

Dió algún cuydado a los sitiados el día 12 con experimentar el poco ruido que hazía el enemigo con su cañón y el grande aparato de faxinas que disponía en sus trincheras. Ocho grandes piezas amanezieron en su nueva batería, de las quales quedavan todavía algunas sin montar, cuyo fuego fué este día el de sus morteros, que descanzaron bastantemente pues solo nos disparó unas veinte bombas.

Con la buelta de los navíos, que días antes se avían enviado a reconozer el puerto de Cádiz, supimos aquel día, quedavan fuera de su baya diez y nueve vaxeles que puestos en orden de batalla esperavan el viento favorable para hazerse a la vela, y algunas otras fustas que tras del Puntal se aprestavan para acompañarles.

Assimismo nos entró un corsario olandés que dixo haver encontrado en el Cabo de Finis Terre un navío de transporte cargado de gente que se avía desviado de lo restante de la esquadra destinada para nuestro socorro, y que su capitán tenía orden positivo de venir en drechura al puerto de Gibraltar en caso de no encontrar su compañía en Lisboa. Esta noticia ya se dexa de considerar de quanto momento fué para alentar una guarnizión cansada ya con un sitio de tres meses poco menos, y reduzida al pequeño terreno de aquel ámbito, fatigada de tantos modos con el continuado e impertinente fuego que contra de la plaza hazía el enemigo, y en fin disminuida y mortificada de aquella fatal epidemia que se ensendió entre los ingleses por no haverles provado el clima, ni el vino que encontraron en la plaza.

El vicealmirante Leack apenas huvo entendido que el de Pointí quedava con su esquadra fuera de la baya de Cádiz, tomó la resolución de salir de la de Gibraltar favorezido del poniente, que a la sazón soplava, con ánimo de esperar aquel francés en el golfo en caso quisiera este chocar con su flota. Con esta ocasión fue preciso que los marineros, que hasta allí nos avían servido en el remplazo de nuestras defensas, se restituyeran en los navíos, por lo que quedamos en la plaza con muy corto número de gastadores.

Tercio

Bordea nuestro vicealmirante para conseguir el sobreviento. Éntranle a Villadaries algunas tropas. Moderado fuego de sitiados y sitiadores.

Hecho a la vela el vicealmirante passó el día 13 a las costas de África, bien que por no apartársenos mucho de la plaza fué dando diferentes bordos, y aunque no soplava mucho el (viento de: barrat) poniente, pudo con la maestría de sus pilotos lograr el ponerse sobreviento, para que en caso que le acometiessen franceses, pudiesse con más desembarazo chocar con ellos.

Este día observaron nuestras sentinelas que llegavan al campo enemigo tres nuevos esquadrones de socorro, y que en él se passava reseña o muestra general de toda la gente, lo que dió motivo para dexar en gran parte de molestarnos con sus baterías, disparando solo quando lo executavan los de la plaza y no más. Esta quietud se interpretó por algunos a la gran falta de pólvora y balas que padezía, o bien como discurrieron otros a querer el día siguiente entrar con nuevo vigor a batir la plaza.

Hechose de ver que quedavan este día nuevamente vestidos la mayor parte de los soldados de los sitiadores, que ya lo avían bien menester, pues murieron muchos de ellos traspassados del rigor de la estación, faltos aún de lo preciso para la defensa del frío, que en aquel clima y ocasión fue harto pesado y no menos la humedad produzida de tanta lluvia, que experimentaron.

Esta noche se nos dispararon diez y ocho bombas sin más efecto que el de darnos algún susto.

Cuarto

Forseja el vicealmirante para lograr puesto ventajoso. Disposiciones del príncipe, que manda arrestar a dos sugetos. Alegres noticias de nuestro socorro.

Por la gran falta de viento no se descubrió hasta el madrugar del día 14 la armada del vicealmirante Leack sobre la misma costa de España de que forsejava para apartarse no obstante la grande calma, que se reconozía en el mar.

Tampoco el enemigo nos hizo mucho fuego en todo este día como penzávamos, de calidad que en todo él no nos disparó más de treze bombas, de que infirieron muchos que los sitiadores esperavan a Pointí con su nueva esquadra para atacar a todo tranze aquella plaza. El príncipe como no cessava un punto de invigilar sobre los designios del enemigo, dió muestras este día de sospechas de que dentro de la plaza se iva continuando la primera traición con tanto mayor calor quanto eran de mayor carácter las personas que en ella concurrían, y a la verdad no ay duda que se hubiera logrado a no averla en sus principios procurado atajar con la noticia que subministró el mismo Mossolet, que como a cómplice y primer instrumento de toda esta maraña, fué ahorcado al principiarse el assedio.

Últimamente en consequencia de lo dicho, mandó el príncipe arrestar a dos de los principales sugetos de la plaza dando orden igualmente a las sentinelas puestas a la circunferencia de la montaña que estuvieran sobre aviso, caso que de noche, como se avía observado algunas vezes, si llegaran algunos barcos enemigos al surxidero.

Por la tarde deste día nos llegaron con una fragata tres coroneles ingleses, que nos remitía de Lisboa milord Gallovay, que nos dieron cierta noticia de estar ya no muy lexos el socorro. Dixeron assimismo como tres navíos franceses les avían dado caza.

El poco viento que sopló este día dió motivo a nuestra esquadra para echarse otra vez a la costa de Tetuán a efecto de aguardar el levante, y ir en busca de la enemiga para fazilitar con esto y dezembarazar totalmente el passo a nuestro socorro.

Quinze bombas fueron esta noche las que nos dispararon des de los ataques.


< Capítol 10 / Capítol 12 >