Capítulo 16

Dirige sus passos el enemigo para lograr un terreno elevado a fin de ocupar la Redondela. Executan salidas los de la plaza. Acuden los de afuera al reparo de sus líneas. Déxase ver nuestra flota.

Experimenta considerable daño nuestro contrario en sus trincheras del cañón de la plaza, no siendo menos el que hazía en las obras de su defensa. Noticias por un tránsfuga y navío genovés que nos entraron.

Manda el príncipe levantar un parapeto en la Redondela, y añadir piezas en el Salto del Lobo.

Desbarata los cestones que defendían las trincheras enemigas el cañón del Muelle Viejo, disparando con tres de sus líneas a la montaña. Rebato en la plaza.

Primo

Dirige sus passos el enemigo para lograr un terreno elevado.

Como el enemigo creía que el medio para ocupar la Redondela en parte se reduzía a hazerse dueño del terreno elevado de que se ha hablado arriba, tentó el día 3 de henero alojarse nuevamente alojarse [sic] a él con espanto y admiración de los sitiados a vista de la impossibilidad de subir por aquella parte a la montaña, de cuya falda se le hizo más que mediano fuego, por más que sus baterías le hazían considerable contra el Salto del Lobo.

Diferentes vezes en este día fatigó la vigilancia de los sitiados el desvelo de los sitiadores, saliendo en pequeñas partidas de la plaza hasta sus reales, de calidad que se vieron obligados a tomar las armas diferentes cuerpos persuadiéndose que avíamos echo alguna grande y considerable salida.

El día siguiente empezó a reparar el enemigo aquella parte de sus líneas que fué arruynada por los nuestros el treinta y uno.

La flota se dexó ver este día no aviendo podido passar más adelante, en razón de averle faltado el viento, en tanto que se vió precisada a esperarle a árbol seco en la baya de Tánger.

2

Experimenta notable daño nuestro contrario en sus trincheras del cañón de la plaza, no siendo menos el que hazía en sus obras de defensa. Noticias por un tránsfuga y navío genovés que nos entraron.

De la batería del Muelle Viejo fué el día 5 muy considerable el fuego que hizo con las dos piezas que en él jugaron, sostenidas de las del bastión ya dicho y su cortina, de calidad que este día hizo singularmente grande daño en las trincheras de los sitiadores enfilándolas por entero sin dar lugar a que se pudieran alojar en ellas los que las devían guardar, como lo confirmó un desertor olandés que se nos passó con la individualidad de aver muerto en aquel parage aquel mismo día un capitán de granaderos, dos sargentos y otros soldados de menos nombre.

Dió cuenta este tránsfuga de que el enemigo avía ya empezado una contramina para topar con la nuestra, y en la realidad respeto de la mucha tierra que se avía levantado de poco tiempo a aquella parte, no fué difízil dar crédito a aquella novedad.

De una y otra parte fue el día siguiente el fuego harto notable a sus últimos ataques. Reparamos que el enemigo dió este día la última mano reforzándoles con unos grandes cestones, para que los sitiados en caso de salida no pudiessen con fazilidad arrancarlos.

Con ocasión de la mucha madera que se observó acarreavan los de afuera a sus trincheras, creímos estava ya muy adelantada su contramina, en cuya consideración se tomaron en la plaza las disposiciones necessarias para precaucionar la que se tenía ya fabricado [sic].

Por un navío genovés, que llegó en 18 días de Londres, se tuvo la noticia de que las plazas de Landau y Faerbach quedavan ya rendidas y que una nueva esquadra estava aprestándose para passar con gente quanto antes a aquellas costas a efecto de socorrer nuestra plaza.

Últimamente nos dixo como avía encontrado nuestra armada fuera del estrecho. Su cargo consistía en cantidad de pólvora y plomo, con que pudo el príncipe suplir la falta que de ello parezía comprándolo a un buen precio a fin de tener en adelante con que continuar el disparo de nuestra mampostería, cuyo fuego fué tan grande a días que passó de quatro mil tiros no pocas vezes.

Manda el príncipe levantar un parapeto en la Redondela, y añadir piezas en el Salto del Lobo.

Para resguardar quanto se pudiera a la gente que estava de presidio en la Redondela, mandó el príncipe que se levantara un reparo que les sirviera a un tiempo de defensa contra piedras con que el enemigo solía inquietar los soldados, y de parapeto para sostener a menos costa aquel puesto en caso que quedara su primera entrada por los sitiadores, cuyas baterías hizieron este día algún fuego para cubrir a sus gastadores, que todavía trabaxavan sin cessar en sus trincheras.

Por medio de otro navío genovés, que este día nos llegó del Faro, logramos una buena cantidad de vino y aguardiente, que sirvió de no pequeño socorro para los del presidio.

A la batería del Salto del Lobo mandó oy el príncipe comandante se añadieran dos piezas más, a fin de incomodarle al enemigo al mismo passo que se nos iva acercando.

4

Desbarata los cestones que defendían las trincheras enemigas el cañón del Muelle Viejo, disparándose con tres contra la montaña. Rebato en la plaza.

Con el incessante disparo que se les hizo a los sitiadores el día 8 con las nueve piezas que teníamos en el Muelle Viejo, logramos el desbaratar gran parte de los cestones que servían de reparo en sus trincheras. Y si bien es verdad que procurava el enemigo con su fuego incomodar al mismo tiempo a los de la plaza, ya con piedras, ya con bombas, que mutuamente unos y otros disparavan, no consiguió más efecto que el de herir en la cabeza con el tiro de un canto al teniente coronel Moncal a tiempo que estava este sobre la Redondela presidiándola con su gente.

Se le disparó al 9 al enemigo des de la montaña con 3 piezas y un mortero, cuyos tiros fueron tan acertados que le precisaron a acestar las baterías enderezándose los tiros contra la que nuevamente se avía plantado en aquella eminencia, para cuyo resguardo anteviendo el príncipe lo que podía suzeder (como suzedió), formó un buen parapeto en este parage de antemano, con que quedó del todo frustrado el esfuerzo de nuestro adversario. Este día sus gastadores trabaxaron en una nueva línea, que corría por medio de las dos que le avían descompuesto últimamente por los de la plaza en la salida, que estos pocos días antes con tan buena suerte avían executado.

Eran como las siete de la tarde quando se movió una voz que publicava aver desembarcado mucha gente el enemigo cerca de la Virgen de Europa, con que se tocó a rebato, y tomando cada cual sus puestos, salió el príncipe comandante con algunos cabos a reconozer aquel parage, y aviendo hallado sin fundamento alguno lo que se avía esparzido, mandó que cada qual se retirase a su quartel hasta nuevo orden.

En esta ocasión fué notable la promptitud y presteza con que cada uno de los soldados se esmeró en acudir a sus puestos, con la previa noticia y orden que se avía intimado.


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