Capítulo 25

Dispara la capitana francesa dos cañonazos, y marchando de improviso a todo trapo su esquadra azia levante alcánzala nuestra flota, que después de una pelea rinde algunos navíos, siguiendo la vitoria. Avísanla los de la plaza alborozados disparando toda la artillería a los ataques.

Salida del presidio, fuego recíproco de sitiados y sitiadores. Noticias del susesso de nuestra flota.

Permiten las lluvias y el viento algún descanso a nuestro cañón, y gastadores de ambas partes. Avisos por desertores.

Prívanos el contrario viento la buelta de nuestra flota. Carta que escrive el mariscal de Tessé al christianíssimo sobre el estado de aquel sitio.

Dispara la capitana francesa dos cañonazos.

No vió Gibraltar durante el assedio día más alegre que el 21, porque aviendo disparado a su amanezer dos tiros la capitana francesa, cortaron sin más los cabos de la áncora aquellos cinco navíos, que hasta entonces avían aguantado en la punta del Carnero, con que creímos que no estava lexos de allí la flota de los aliados, que venía a nuestro favor como lo manifestó el susesso, pues que a poco rato después que se hubieron echo a la vela los navíos que dixe arriba para la buelta de levante, se descubrieron sobre el estrecho parte de los que esperávamos en nuestro socorro, bien que por la mucha niebla con que estava cubierto el tiempo no pudieron bien divisarse hasta las siete de la mañana, en que vimos ya toda nuestra grande armada, como puesta en batalla, que iva en seguimiento de la francesa, que no lograva ya más que legua y media de ventaja, con que no se les hizo difízil el alcanzarles poco después de las 10, en que se oieron muchos tiros, divisándose den de la cumbre del monte como peleavan unos y otros entre sí, en ocasión que la mayor parte de nuestra flota, cogiéndole a la enemiga por sobreviento para ceñirla y cortarla enteramente el passo de la retirada, ivan ya acercándosele los restantes navíos por más que los franceses forcejavan para escapar de sus manos.

Duró el combate un buen rato, y como suzedió a la vista de nuestra plaza, pudimos con aquel triunfo entrar con nuevo ánimo a medir con el enemigo la espada. Quatro navíos franceses quedaron de los venzedores, quemándose uno que tuvo la dicha de escaparse a tierra.

A las 12 desaparezió la armada, que como iva en seguida de las reliquias de la del enemigo, passó a todo trapo azia las costas de Málaga, en cuya baya quedavan de días atrás algunos navíos de los franceses, o bien precisados del temporal o bien rezelosos de lo que suzedió a sus compañeros.

Por la tarde se avistó parte de nuestra flota, bien que tomando el bordo para África, creímos que era su intento no entrar hasta el día 22.

Esta alegre noticia, complicada con el buen susesso, que he referido aquí, la avisaron luego los sitiados al enemigo por medio de una salva que se hizo, disparando todas las baterías a sus ataques con bala, a que satisfizo igualmente, quizás para disimular la consternación que avía causado en los suyos aquel inopinado susesso, de calidad que reforzando con nueva gente sus trincheras, no obstante la mucha agua de que estavan llenas, quiso hazer el ademán de que se disponía para entrar de nuevo en alguna operación de consequencia.

Todo este día las tartanas y saetías españolas, que en número de 15 se hallavan sobre el fierro des del antecedente en el desembarcadero y truxeron al enemigo de Cádiz hasta 1.000 hombres, forsejaron para escaparse, bien que no pudieron lograrlo, por quanto un navío de los que en el Muelle Nuevo avían quedado de antemano, les obligó a retrozeder y esconderse en los dos ríos, que desaguan dentro la baya, no lexos del campo del competidor.

Quatro navíos cargados de municiones y bastimentos dieron fondo al anochezer no lexos del Muelle Nuevo, y por ellos se supo venían 36 de línea al comando del almirante Sckovel los 25 ingleses, siete portugueses y olandeses seys.

Aportó en nuestra bahía don Jayme Carreras embarcado en una saetía que venía de Cádiz, y subsiguientemente don Carlos Donch y Sotomayor, don Joseph Pausa y otros, que en aquella ciudad y puerto impazientes mucho tiempo avía, esperavan la ocasión que lograron entonces de passar a nuestra plaza.

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Salida del presidio. Fuego recíproco de sitiados y sitiadores. Noticias del susesso de nuestra flota.

No parezió la armada el 22, ni se tuvo de ella noticia alguna, que como el viento era poniente creímos avía passado a Málaga para provar y reconozer aquel puerto, con que en el ínterin la artillería de los sitiados tiró con nuevo furor sobre el ataque enemigo, en que hizo no poco daño, que no pudo reparar por entonces por hallarse todavía mojado o blando con el agua aquel terreno.

Arrojáronnos por la noche 60 bombas a tiempo que los de la plaza en número de 50 salieron a reconozer sus líneas, que hallaron desguarnezidas, retirados los franceses a la batería grande, y a no ser que no tenían orden para más, les hubiera sido fázil, como dixeron ellos, de darles en que entender en aquella ocasión. Si fué grande el fuego de los enemigos el día 23 no fué menor el de los sitiados en que fueron a competencia unos y otros: veinte bombas dispararon los sitiadores, a que se satisfizo por los de la plaza con igual equivalente número de granadas.

Un navío de la armada vino despachado con la alegre noticia de que de los cinco navíos franceses, que se dixo arriba, quedavan los tres prisioneros, y los dos quemados, después de haverse echado en tierra la gente que les presidiava. El navío Pembruch llegó poco después con los hombres, que desembarcó, de ingleses y olandeses.

Permiten las lluvias y el viento algún descanso a nuestro cañón y gastadores de ambas partes. Avisos por desertores.

Con ocasión de que al 24 se movió un viento fuerte de survest, se vió nuestra armada precisada a apartársenos algo, en tanto que mexorava el viento. Llovió mucho, con que calmaron los trabaxos y descansó el cañón.

Tres desertores balones se nos passaron a la plaza a tiempo que el de Tessé avía enviado al príncipe cierto recado, que se tuvo en silencio. Las noticias que tuvimos por los balones se reduzían a que el enemigo passava grandes trabajos y penalidades sobre el sitio, quedando los que ivan al ataque sugetos a la mucha agua que todavía quedava en ellos encerrada, haziéndose tanto más penoso este trabajo por la falta de paja y leña que se padezía en el campo, y a la verdad, es constante que del frío y grande humedad que padezían los sitiadores murieron muchos aviendo día en que passaron de setenta y cinco los que faltaron en un solo regimiento. Dixeron assimismo que padezían los sitiadores mucha falta de pólvora, en razón de no tener el mar suyo para el transporte y de havérseles bolado un barco que, cargado de ella, los vino de Cádiz, y que otro que les llegó se hallaron los barriles tan moxados que no pudo servirles, hecha de la humedad una pasta la pólvora. Últimamente descubrieron la intención que tenía el enemigo de acometer a los navíos del Muelle Nuevo, luego que les diera lugar el tiempo.

Prívanos el contrario viento la buelta de nuestra flota. Carta que escrive el mariscal de Tessé al christianíssimo sobre el estado de aquel sitio.

No tuvimos todavía noticia alguna de la flota el 25 por la contrariedad del viento y lluvia continua, que lo impedía. Llegaron a nuestra plaza cinco desertores nuevamente, que confirmaron lo que el día antecedente nos avían dicho los tres que nos vinieron, añadiendo avía enviado el de Tessé un ingeniero a Madrid para dar cuenta en aquella corte del arribo de nuestra armada y de la pérdida de los cinco navíos de Pointí, y que a su buelta se levantaría el sitio y se formarían unas líneas en las montañas contiguas a la plaza para impedir las correrías de los del presidio, de cuyo fuego avían sido desmontadas dos piezas de las que tenían los sitiadores en su grande batería.

Carta que escrivió el mariscal de Tessé al rey christianíssimo a 26 de marzo 1705, en que le dava cuenta del estado de sus cosas y del sereníssimo de Anjou en la expugnación de Gibraltar.

No puedo dexar de poner a la alta compreensión de vuestra magestad quantas dificultades los sitiadores an avido de superar en este campo hasta la hora presente, no solo por la grande resistencia de la guarnizión, sí también por la continuación del mal tiempo y continuas lluvias haviendo estás inundado nuestras obras, de manera que los soldados se an hallado día y noche dentro del agua y de la ova, assegurando a vuestra magestad que la infantería española mereze grandes alabanzas por la resignada constancia con que ha continuado un sitio tan difízil, y por la paciencia tan extraordinaria con que los soldados de esta nación, casi desnudos, sin paga y muchas vezes sin lo necessario para vivir, han sufrido sin murmuración las fatigas de esta carga y penoso sitio. Lo cierto es, señor, que el barón de Pointí me avía solizitado muchas vezes para que le permitiesse la retirada a Tolon con su esquadra, más los órdenes que yo tenía y el mismo barón recivió de vuestra magestad conformavan todos en que nos ajustásemos a la voluntad del rey cathólico. El Consexo de España se opuso fuertemente a la retirada de la esquadra instada por el de Pointí, por lo que me envió órdenes expressas des de Madrid para que la retoviera en la baya de Gibraltar. El barón de Pointí se quexó de esta resolución y hizo diferentes protestas, previendo bien la fatalidad que se le siguió, pues como tan sagaz y vigilante, tomó todas las precauciones possibles para ponerse en salvo de las manos de los enemigos, a tiempo que estos se avanzavan sin ser descubiertos ni por las fragatas que cruzavan azia el estrecho ni por los guardacostas que se avían puesto por toda la costa y torres vezinas, y sorprendieron los navíos de vuestra magestad, que en número de cinco se hallavan ancorados sobre la punta del Carnero: tres de ellos fueron rendidos por assalto después de una larga defensa; el del barón de Pointí con otro se echó a Estapona en donde fueron quemados. Después deste desgraciado renquentro, viendo que la plaza quedava nuevamente pertrechada y proveída de todas cosas, ordené se trabajara en un nuevo atrincheramiento y remití al ingeniero Renaud para que representara azia vuestra magestad como al rey cathólico la importancia de continuar este sitio. Las tropas se hallan fatigadas, hay muchos enfermos entre los sitiadores y las municiones comienzan a faltar. He recivido aviso de Málaga por un expresso en que se me previene que la esquadra enemiga se halla delante Ceuta y que tendría algún designio sobre esta plaza.

Veinte y tres bombas nos dispararon esta noche los enemigos no obstante el temporal, que perseverava todavía, y dava muestras de durar, lo que detenía en gran parte el adelantamiento de las obras de defensa, y más al adversario las suyas, que tanto necessitava, en sus líneas y aproches en mucha parte destruídos con tanta multitud de aguas.


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