Capítulo 34

Tiénese un grande consexo en la flota. Anticípase el príncipe a las costas de Cataluña. Llega felizmente la armada delante Barcelona, y aferra en la playa del río Besós. Desembarca el príncipe y se desvela en las disposiciones y providencias para echarse las tropas en tierra, lo que se consigue sin oposición. Acuden los de la Plana de Vique con sus armas. Alborozo en el país.

Expide el príncipe cartas circulares y diferentes órdenes.

Tiénese un consexo en la flota. Desembarca el rey nuestro señor, continua aplicación del príncipe en el exercicio de los cargos de vicario general de la Corona.

Continúanse los consexos. Participan los comunes al de Anjou el arribo de nuestra flota. Dispone el príncipe en perfecto reglamento la gente del país. Emprende el príncipe con astucia la sorpresa del castillo de Monjuich, y lográndola pierde la vida con sentimiento de todo el país y campo.

Tiénese un grande consexo en la flota.

Mandó nuestro almirante al 17 disparar la pieza para convocar a un consexo que se tuvo en orden a las operaciones que devía executar aquel fuerte armamento y sus tropas, y al 15 la de leva, pero como calmó en pocas horas el viento, no pudo ponerse a alta mar la flota. Dexó el príncipe el navío Namur y embarcándose en una fragata muy lixera, tomó la derrota a toda vela para anticipar algunas diligencias de summa importancia en las costas de Cataluña antes del arribo de su magestad en aquel Principado.

No pudo adelantar más la flota el 27 [sic], que el venzer el cabo de San Martín. Continuó el viento favorable al 18, y assí logró la armada alguna ventaja. Calmó el 19 el viento, pero soplando muy favorable al 20 nos dexó entrar a las costas de Cataluña y avistar la ciudad de Tarragona.

Paró su curso al 21, pero soltándole al 22 algo rezio, y en popa, logró la flota el fin de su navegación de dar fondo en la playa de Barcelona frente al río Besós.

El príncipe, que como dixe arriba se avía anticipado las costas de Cataluña por la parte de levante a efecto de prevenir los cabos de Vique, que tiempo avía se hallavan con un considerable número de gente alarmados a favor de la justa causa de su magestad, y para efectuar otras diligencias muy importantes, no pudo hallarse en la playa a tiempo que llegó la armada, pero lo consiguió por la tarde con favorable viento, donde executando su desembarco fué ladeado al instante de aquellos fieles vassallos, que impazientes esperavan el arribo de su rey para manifestarle su constancia y valor en la defensa de su derecho en la Corona de España. Poco descansó el príncipe aquella noche, porque todo su desvelo y aplicación se reduxo a la expedición de repetidos órdenes y otras disposiciones concernientes al fin que tanto se deseava. Cruzavan la gente armada los caminos para verle, darle la bien venida y solizitar sus órdenes.

Dedicose igualmente este príncipe en las disposiciones tan importantes de prevenir los acasos que podían suzeder de salidas de la plaza para impedir el desembarco de las tropas, tomando con gente del país todos los passos. Lo que consiguió a tiempo y buena sazón, y assí al 23 pudo milord conde de Peterboroug general de la gente del desembarco executarlo con toda seguridad y ocupar el terreno del campo que le parezió más del caso, y subsiguientemente hasta el 26 el de dos regimientos de dragones, artillería, equipages, víveres y de la cavallería de su magestad, que consistía en un buen número de ricos cavallos y poderosas mulas.

Era un summo contento el ver acudir el país a nuestro campo, con tanta abundancia de comestibles de todo género para el sustento de las tropas, que lo barato y cómodo precio que vendían aquellos géneros causó admiración a todos en aquella ocasión.

No retardaron los cabos de Vique con su gente armada a venir, deseosos de exerzitarse en las operaciones en que más pudiesen manifestar su ardimiento y valeroso ánimo, nombrando el príncipe por su comandante a don Antonio de Paguera y Aymerich, cavallero muy conozido en el país, y igualmente señalado en el servicio de nuestro rey y legítimo soberano. Acudían a un tiempo los afectos a la augustíssima casa de las demás partes del Principado, que mandava el príncipe assí como ivan llegando, agregarles a aquellos cuerpos, que empleó en los parages que más pudiesen contener al enemigo dentro Barcelona, y inquietarle en sus salidas, cómo lo executaron tomando los passos y puestos que medían en la circunvalación de la plaza, y que pudiesen más privarles a los de la ciudad la comunicación con los de afuera.

Expide el príncipe cartas circulares y otros órdenes por el país.

No cessando el ardimiento del príncipe para la consecución del fin de su empresa en la rendición de Barcelona, expidió cartas circulares por el Principado llamando sus naturales para que coadjuvasen a tan importante expediente, y repetidos órdenes a los pueblos a un tiempo, mandándoles enviasen assemilas, carros y carretas, a efecto de transportar faxinas, estacas, municiones y otros pertrechos para no retardar las operaciones que se avía propuesto en la expugnación de la plaza a que se avía de dar principio. Copia de los contenidos despachos son las que vienen descritas aquí.

Don Jorge por la gracia de Dios Landgrave de Hassia príncipe de Darmstad etc. cavallero de la insigne orden del Toysón de Oro, gentilhombre de la cámara de su magestad cathólica y vicario general de la Corona de Aragón.

Hazemos saber y notificamos por esta carta circular a todas las ciudades, villas y lugares, y personas de todos estados assí ecclesiásticas como seculares del Principado de Cataluña, que aviendo reconozido los altos aliados la constante e imudable lealtad que conserva y professa la ínclita nación catalana a su legítimo rey don Carlos 3º (que Dios guarde), le han subministrado fuerzas competentes de tropas en número de diez mil infantes y mil cavallos poco más, y una poderosa flota para venir su real persona (como lo à executado) a libertar esta nobilíssima provincia en cuyos mares ha llegado felizmente, quedando ancorada en la playa de Barcelona, y las tropas desembarcadas junto al río Besós para emprender el sitio de esta capital, y persuadido el real ánimo de su magestad del cariño que le deve dicha nación y del summo valor que le assiste, resolvió acudir al amparo de tan finos y amados vassallos venziendo las muchas dificultades que para ello ocurrían a efecto de sacarles de la esclavitud y tiránico dominio de la Francia, y restablezerles en su antiguo lustre y libertad. En cuya consequencia me manda su magestad prevenir (cómo lo hago) a todos los naturales se dispongan y apresten con sus armas para venir a este campo o parage que se les señalare al primer llamamiento o orden que se les expidiere, para que mediante este refuerzo se consiga más presto el logro de la empresa. No duda su magestad de que todos cumplirán con su obligación no malogrando una coyuntura que les ofreze su sossiego y perpetua tranquilidad. Dado en el campo delante Barcelona a 26 de agosto de 1705.

Jorge Landgrave de Hassia

Por mandado de su alteza

Francisco de Casamitjana secretario

Don Jorge por la gracia de Dios Landgrave de Hassia

Por quanto para emprender la expugnación de la plaza de Barcelona se necessita de un considerable número de assemilas, carros y carretas para transportar las faxinas, estacas y pertrechos, manda y ordena su magestad a las villas y lugares comprehendidos en el término y distrito de este campo a distancia de quatro leguas que, luego que les será manifestada esta orden, cargando estos géneros en los parages que se les señalare en sus carros y ganados, vengan con ellos a este campo, lo que continuarán hasta tener orden al contrario, enviando assimismo gente y assemilas para el transporte de municiones y pertrechos durante esta expedición, tan importante a la pública utilidad y bien del Principado. Dado en el campo delante Barcelona a 26 de agosto de 1705.

Jorge Landgrave de Hassia

Por mandado de su alteza

Francisco de Casamitjana secretario

No necessitaron aquellos fieles vassallos de mucha persuasión para dar cumplimiento a los órdenes que se les expidieron, assí que acudiendo con puntualidad en los parages destinados principiaron el transporte y acarreo de aquellos géneros, de calidad que corriendo a porfía quien más se podría señalar al servicio se vió en poco tiempo el campo pertrechado de las faxinas y estacas que se necessitavan para la abertura de las líneas y aproches como se deseava, no faltando igualmente al remitir los transportes y gente para el acarreo de municiones y pertrechos en cumplimiento de la orden que tuvieron. Expidiéronse otras diferentes para que assistiesen con gastadores, lo que executaron sin retardo, muy a satisfación del príncipe y generales del exército.

Don Francisco de Velasco, lugar teniente del Principado y comandante de la plaza de Barcelona en aquella sazón, mandó a sus moradores baxo gravíssimas penas no atraviesen subir a la noche con luzes a las torres y texados de sus casas. Y a las personas que reconozió afectas a la augustíssima Casa de Austria, las desterró de la ciudad sin distinción de estados y calidades.

Tiénese un gran consexo en la flota. Desembarca el rey nuestro señor. Continua aplicación del príncipe en los cargos de vicario general de la Corona de Aragón.

Passó el príncipe a bordo del navío la Gran Bretaña en un consexo de guerra que se tuvo, y entre otras dependencias que se resolvieron, fue la tan plausible y deseada del desembarco de su magestad para acalorar más las operaciones y alentar igualmente los ánimos del país, que mirándole en el mar desconfiavan de la empresa, creyendo no sería más que un tanteo todo aquel aparato y prevenciones.

Por la tarde del día de San Agustín 28 de agosto tomó su lancha el rey nuestro señor, y a todo remo, travezando el mar, passó a desembarcar junto a nuestro campo, obsequiándole los buques de la flota tres vezes con el disparo de toda su artillería, dedicándosele por palacio o morada de campo la Torre del Marqués don Joseph de Sabastida, por otro nombre del Fanch, no distante de la del príncipe Jorge Darmstad.

Apenas se oyeron los primeros tiros del cañón de la armada quando se vió la orilla del mar por aquella parte poblado de un grandíssimo concurso de gente de todos estados, que llenos sus corazones de contento prorrumpían en alta vos Viva Carlos 3º nuestro rey y legítimo susessor de la España, corriendo a porfía quién primero podría besar su real mano.

Desembarcose subsiguientemente el embaxador de Portugal conde de Assumar, y se le destinó una casa en el lugar de San Martín no lexos del real palacio.

Corrían a competencia los pueblos, quien pordía lograr primero el prestar a su magestad el vassallage y devida obediencia, acudiendo todos al príncipe, quien assistiéndoles en tan justo y devido acto, con el amor proprio de su excelente y eminente sangre, retornavan a sus casas alborozados y gustosos.

No era suportable el peso que sobre si tenía el príncipe en el exerzicio de sus cargos de vicario general, porque como se recorriese a él para el todo de la empresa, era preciso vivir sin reposo alguno, y a más de las continuas providencias a que se dedicó el 3 mandó con el real acuerdo de su magestad convocar un medio sometén general por el Principado, para cuyo efecto se expidieron diferentes despachos cuyo tenor es como se sigue.

Don Jorge por la gracia de Dios Landgrave de Hassia

Por quanto es conozida a todos la heroica resolución del rey nuestro señor don Carlos 3º (que Dios guarde) de haver passado a este Principado de Cataluña para libertarle de la servidumbre en que le tiene puesto la tiranía francesa, queda también confiado su real ánimo en la fina lealtad de sus vassallos le assistirán con todas las fuerzas que pudieren juntar para efectuar con la mayor brevedad la empresa que tanto importa a la conservación, tranquilidad y sossiego de su patria, y desempeño de toda la honrra y gloria de la nación catalana acostumbrada a conquistar reynos, a cuyo efecto bien mereziera la coyuntura presente acudiesen todos con sus armas y fuerzas por medio de un sometén general, pero considerando su magestad el desturbio y perjuizio que se seguiría a la provincia si viniessen empleados generalmente los naturales a este servicio, quando la urgencia presente pide la aplicación para otros, y deseando su real ánimo escusar los gastos excessivos que produziría la universal convocación de todos, mandamos y ordenamos en su real nombre a todas las ciudades, villas y lugares, dispongan luego que les será manifestado este nuestro despacho, la mitad de un sometén general solamente, de manera que escogiendo la gente más propia y capaz del manexo de las armas, la envien con sus cabos prevenida y pertrechada, com se acostumbra en semexantes casos, para emplearla en todo lo que más combiniere al real servicio y les será ordenado por el comandante que su magestad tiene nombrado, exceptuando las villas y lugares que están destinados para hazer faxinas y estacas, y que tienen la obligación de continuar el acarreo de estos géneros a nuestro campo durante el sitio. No duda el real ánimo de que todos darán puntual cumplimiento a este mandato con el amor y zelo que ya tienen manifestado a que correspoderá su magestad teniendo presente la fineza de tan fieles vassallos para favorezerles en todo lo de su mayor alivio y consuelo. Dado en el campo de Barcelona a 3 de setiembre de 1705.

Jorge Landgrave de Hassia

Por mandado de su alteza

Francisco de Casamitjana secretario

Tiénese un consexo en la flota. Desembarca el rey nuestro señor. Continua aplicación del príncipe en el exercicio de sus cargos.

Tuviéronse diferentes consexos, en los días 29, 30 y 31 sobre el estado de las cosas, y aunque en este último no concordaron algunos de los generales en proseguir las operaciones del sitio de Barcelona desconfiados de la gente del país, no considerándola capaz para el refuerzo de sus tropas y resistir al fuego, pudo el príncipe venzer todas las dificultades y reparos de aquellos con la experiencia que tenía de su valor y ardimiento del tiempo que se halló en viva guerra en el Principado, comandando dos regimientos de tropas cessáreas y exerziendo en él los cargos de general de la cavallería y de virrey y capitán general de la misma provincia.

Enviaron los diputados y común de la ciudad un expresso a la Corte de Madrid, con pliegos para el de Anjou en que le davan cuenta en derechura, y sin participación al Velasco, de aquella novedad del sitio.

Ansioso el príncipe Jorge de lograr con la mayor anticipación el dominio de la plaza era incessante su fatiga y aplicación en las providencias que podían más fazilitarle sus deseos, y assí amándole tanto el país y promet[i]éndose con esta seguridad la assistencia de sus naturales en todo lo sobrellevable de sus fuerzas, no reparava pedirles todo lo que se necessitava en la expugnación de la plaza a que se avía de dar principio formal, para que la falta no motivase a algunos de los generales de los aliados en su primera ydea de no persisitr en aquella empresa. Al mismo tiempo dispuso el numeroso cuerpo de los de la plaza de Vique y demás gente del país en una perfecta disciplina militar, expidiendo patentes con el real acuerdo a los oficiales, procurando recayesen los empleos en las personas de más experiencias, militares y que se avían especialmente señalado en el servicio del rey nuestro señor, encargando como dixe arriba el comando a don Antonio de Paguera y Aymerich.

Preveníase el Velasco para mantenerle al de Anjou aquella capital, y el príncipe para la gloria de dominarla nuestro rey Carlos 3º, el uno para defender lo injusto y el otro para conseguir lo justo y usurpado a su soberano. En tanto que se establezía esta competencia, usando el príncipe del ardid y astucia que lleva en sí la guerra, y a fin de que el Velasco noticioso de la variedad de las ideas no diese al blanco de la sorpresa de Monjuich, que era la que se avía el príncipe propuesto, hizo publicar en el campo la desistencia de la expugnación de la plaza, y la marcha de su magestad y tropas al campo de Tarragona para cuyo efecto dió despacho a Juan Colomer impresario del pan de munición para que pasasse sin retardo a prevenir a aquel parage los hornos y arinas para la fábrica del pan de munición de nuestro exército, disponiendo igualmente en los tránsitos de las tropas el que necessitavan los soldados para su preciso alimento, y al mismo tiempo expidió órdenes a todos los pueblos comarcanos hasta la ciudad de Mataró a efecto de que acudiesen en nuestro campo con todas las carretas, carros, mulos y cavallos que tuviessen para proseguir en el transporte de faxinas, estacas y otros géneros a efecto de operar contra la plaza con todo calor. Teniendo prevenidas el príncipe muchas escalas, que se trabaxaron con la mayor reserva para efectuar su intento de sorprender a Monjuich.

Reduxéronse estas disposiciones a la de que el día 13 se puso el exército en forma de marcha, y llevando la vanguardia quatro cientos granaderos y seis cientos fusileros escogidos, empezaron su marcha, dirigiéndola al camino de Tarragona entre las quatro y las cinco de la tarde, y a alguna distancia del exército, que se mantuvo al pie del arma, hizieron alto.

El príncipe Jorge ladeado de su hermano Henrrique y milord Peterboroug con algunas personas de su mayor confianza montados en sus cavallos passaron al anochezer a aquel cuerpo donde hizieron tiempo hasta las 10 de la noche poco más, en que tomando sus guías, los dos príncipes y milord Peterboroug puestos a la testa de aquella gente, tomaron la marcha con el mayor silencio azia aquel parage, dexando a la derecha el camino, que va al campo de Tarragona, y llegando antes de rayar el alba del día 14 a vista de aquellas obras invistieron con tal denuedo y intrepidez, que después de alguna resistencia las ocuparon con el abandono de los enemigos, que las defendían, por no aver podido resistir al grande fuego de nuestros granaderos y fusileros. El príncipe Jorge como a tan experimentado en la milicia, queriendo ocupar después con alguna gente la línea de comunicación de la plaza con el castillo para cortar el socorro que podía subir, a tiempo que se hallava ya muy adentro del fosso para executarlo, le dispararon un fusilazo de dentro del castillo, que rompiéndole la bala la arteria principal del lomo derecho murió de aquella herida gloriosamente en el corto espacio de 3 quartos de hora en los brazos de un sacerdote llamado Dotor Casellas, que le ayudó a bien morir y le dió la absolución.

No sé como referir el desconsuelo y justo sentimiento que ocasionó universalmente en todo el exército y país esta fatalidad, y especialmente en el piadoso ánimo del rey nuestro señor. Manifestolo bastantemente su magestad quando le llegó el aviso, pues profirió en voz pública avía perdido la joya más preciosa de su corona con la muerte de este príncipe a quien amava entrañablemente por sus circunstancias y por merezerlo su zelo y fidelidad en su servicio, y las continuas fatigas y desvelos con que se dedicava para verle en la total posessión de la monarquía.

Conozió muy bien el enemigo lo mucho que avía ganado con esta muerte, pues en las cartas que don Francisco de Velasco escrivió al de Anjou (que fueron interceptadas por los nuestros), dándole cuenta de élla, entre otras cosas, le expressava la vitoria que avía conseguido faltándonos este príncipe.

Transportose su cadáver en su proprio quartel y se tuvo en público, después de embalzamado, al pueblo, que aflixido y desconsolado iva a verle, por espacio de tres días efectivos, y en ellos se celebraron en la capilla de la misma casa sufragios y missas para su alma, sin que ningún sacerdote quosiesse ace[p]tar ni tomar la limosna que se dava, tanto era el cariño que tenían en aquel Principado.

Depositose su cuerpo en la iglesia de padres carmelitas descalsos del Convento de Gracia donde hasta oy le conservan en una capilla junto al altar mayor.

No dexó de sobresaltar y contristar naturalmente al príncipe Henrrique el verse muerto su hermano a su lado pero a impulsos de su magnanimidad y valeroso espíritu no solo ocupó el puesto del difunto con espada en mano, sí también infundió nuevos alientos a los soldados y gente del país ladeando a milord Peterboroug, que percistiendo en lo ganado, consiguió el fortificarse, reforzado de las tropas y gente del país, que con puntualidad acudieron del campo a aquel puesto.

Recivió este general inglés una leve herida en una mano dando muestras de su valor en el avanze, a cuyo cargo estuvieron las operaciones que en lo susessivo se dirán.


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