Capítulo 44

Emprenden los sitiadores una nueva línea para comunicarla con sus ataques. Dispónense sus navíos para impedir la entrada de nuestros socorros. Recorre su magestad la muralla. Lento disparo de unos y otros.

Arroja el enemigo todo su fuego para hazer brecha. Principian los nuestros una mina, prosiguiendo en las obras de defensa. Disparan los de afuera con 3 baterías, llegándoles balandras de Tolón.

Forman los sitiadores más baterías. Acércanse a la contraescarpa de Monjuich. Plantan una batería de balas incendiarias. Avanzan la lengua de sierpe y la de buey, y ocupando la primera plantan una batería en élla.

Dirige el contrario su fuego contra el Baluarte de San Felipe, disparando balas incendiarias a la ciudad. Fortifícanse los nuestros. Dispónense sus balandras para echar bombas. Passa su magestad a San Pedro para el resguardo de ellas.

Primo

Emprenden los sitiadores una nueva línea.

Para comunicar sus ataques los sitiadores empezaron al 12 una línea, el uno de los dos aproches tirava por la parte de Santa Madrona, y el otro por la de Port. Con los quales se acercó a menos de tiro de pistola de la contraescarpa del fuerte de Monjuich.

Passaron de la armada dos navíos de los que estavan sobre el hierro frente del río Llobregat, con otras embarcaciones, a la parte del de Besós para embarazar los continuos socorros que cada día entravan de Mataró y otros lugares de la costa.

Fué su magestad con mucho acompañamiento a reconozer la muralla y alentar con su vista a todos vitoriándole gososíssimos al passar soldados y paisanos que guarnezían.

Vinieron quatro desertores que dieron noticia de que con el disparo tan excessivo que hizieron los nuestros de Monjuich avían muerto los dos ingenieros principales del exército enemigo. Tomáronle los paisanos algunos cavallos y multitud de azemilas junto a sus quarteles.

No fué mucho el disparo de nuestra artillería. El del enemigo se reduxo a hazer jugar solo la batería de cinco cañones, que tenía en Santa Madrona, encaminando su fuego al Baluarte de San Felipe, bien que con poco daño, porque solo descubría la extremidad de la muralla, y la mayor parte de las balas passavan al mar. Desertaron de su campo 3 alemanes, encareziendo mucho la miseria que en él se padezía por no entrarles víveres algunos del país, temiendo mucho a su naturales, que des de la montaña les inquietavan sin cessar.

Continuó su magestad el solito exerzicio de reconozer los trabaxos y obras de defensa animando a los soldados y vezinos que las presidiavan.

Arroja el enemigo todo su fuego para hazer brecha. Principian los nuestros una mina, prosiguiendo en las obras de defensa. Disparan los de afuera con 3 baterías, llegándoles balandras de Tolón.

Disparó el enemigo de las baterías de casa María la Pastelera con cinco cañones, y de la de sobre Santa Madrona al amanezer del día 13 tirando a hazer brecha al Baluarte de San Felipe, y aunque era poco el efecto, se iva limpiando con toda presteza la ruina que hazían. Diose principio a una mina azia la lengua de sierpe para bolarla en caso de que el adversario la ganase, trabaxando con mucho vigor assí naturales como soldados en los fossos, estacadas, cortaduras y reparos para defensa de aquel fuerte, unos a expensas de su magestad y de la ciudad, y otros que voluntariamente sin paga exerzitavan en aquel trabajo.

Al anocheser hizieron grande salva los sitiadores con su artillería, morteros y mosquetería por aver llegado otra vez a aquellas cercanías el de Anjou según dixeron un alemán y dos franceses, que desertaron de su campo aquel día.

Al rayar el alba del día 14 empezó el enemigo a disparar con tres baterías de 16 piezas de batir, que tiravan al Baluarte de San Felipe a la lengua de buey, pero con poco estrago, particularmente en el baluarte por estar cubierto de la contraescarpa y porque la mayor parte de las balas o davan en la esplanisada o passavan al mar.

Vinieron de Tolón algunos navíos con dos balandras, conduciendo una flota de embarcaciones menores cargadas de víveres, y assí juntos llegavan al número de 34 no aviendo más de línea que unos 26 en que consistía toda la fuerza marítima enemiga.

Tomaron los paisanos quatro cavallos y treinta azemilas del enemigo, desertando de su campo quatro alemanes y un castellano, que dixo ser criado de don Joseph Grimaldi secretario del despacho de guerra del duque de Anjou.

Forman los sitiadores más baterías. Acércanse a la contraescarpa de Monjuich. Plantan una batería de balas incendiarias. Avanzan la lengua de sierpe y la de buey, y ocupando la primera forman en ella una batería.

Empezaron los de la plaza en la Puerta de San Antonio y en el muro delante de San Pablo dos baterías para desmontar las del enemigo y impedir la prosecución de sus obras. Salió su magestad con el acostumbrado acompañamiento a reconozer las operaciones del enemigo, a tiempo que una bomba que se disparó de nuestras baterías pegó fuego a algunos barriles de pólvora que tenían los sitiadores junto a las suyas, de que recivieron muy grande daño.

Acercáronse tanto los enemigos a la contraescarpa de Monjuich al 15 que se les podía tirar piedras con la mano a sus ataques, dexando de disparar su batería por ver que era inútil su disparo, passando todas las balas al mar. Observose de Monjuich que los sitiadores embarcavan algunas tropas, lo que nos dió que penzar, ser algún cauteloso ardid para executar algún atentado contra la plaza.

A las 11 del día se boló un almazén de pólvora que tenía el enemigo en la parte de Santa Madrona, que hizo muy considerable daño en los suyos, y assimismo las piedras, que echaron los morteros de Monjuich en los ataques, consiguiendo estorvarle la línea que proseguía azia el baluarte de la lengua de buey, que estava tan adelantada, que solo distava un tiro de pistola de las obras exteriores.

Pusieron los sitiadores baxo el convento de Santa Madrona una batería de balas incendiarias para estorvar la conclusión de la nuestra, que se perfizionava en el lienzo de la muralla, que corre des de la Puerta de San Antonio hasta San Pablo, y tirar a la ruina de la ciudad.

A las ocho de la noche empezó el enemigo a tirar muchas bombas al castillo, con cuya seña embistió a la lengua de sierpe con 1.500 granaderos, governados por el teniente general Asfelt, y hallándose aquel puesto solo con 50 hombres del Regimiento de Guardia Catalana, que mandava el teniente coronel don Antonio Meca y de Cardona con don Francisco Puig y Sorribas, les fué preciso retirarse lo que executaron con muy poca pérdida. Ocupando el enemigo este puesto, encaminose azia la lengua del buey, que defendía don Antonio Puig con 60 hombres, y el orejón de dicha lengua don Felipe de Armengol con 20 hombres, que con valor resistieron a la primera furia de los sitiadores, los quales irritados de este lanze, y reforzados con grande número de tropas, repitieron tan fuertes avanzes que a no haver acudido el general milord Dunegal con sus ingleses, que reforzó con singular valor nuestros soldados, lograva el enemigo hazerse dueño de las obras nuevas de Monjuich, quedando solamente fortificado a la punta de la lengua de sierpe, en cuya funcción perdimos entre muertos y heridos algunos 100 hombres entre los quales fueron heridos pocos cabos, pero el enemigo experimentó más considerable pérdida pues le faltaron passados de 500 hombres entre muertos y heridos. Duró la pelea hasta medianoche, dando en aquella ocasión todas las providencias el mariscal de campo general conde de Ulefeld y el general Santaman.

Dispararon los sitiadores toda la noche hasta el amanezer muchas bombas al fuerte de Monjuich, respondiéndoles los nuestros con piedras de los morteros, que les ocasionaron grave daño.

Logrando el enemigo la lengua de sierpe, empezó a trabajar en ella una batería, que descubría bien el Baluarte de San Felipe.

El embaxador de Portugal conde de Assumar assistió a su magestad con el cargo de su incumbencia, y este día y otros subió al castillo de Monjuich para observar los designios, siguiendo todas las obras de defensa que nuestra guarnizión adelantava en aquel fuerte, y los demás de la plaza en el discurso del sitio, subministrando a su magestad todo lo que sus grandes talentos alcanzavan.

Dirige el contrario todo su juego contra el Baluarte de San Felipe disparando balas incendiarias a la ciudad. Fortifícanse los nuestros. Dispónense las balandras para echar bombas. Passa su magestad al convento de San Pedro para resguardarse de las bombas.

Al rayar del día 16 empezó el enemigo a batir des de aquella batería de la lengua de sierpe el referido Baluarte de San Felipe, y a jugar con otra batería de 6 cañones contra el mismo baluarte, en el qual se empezó luego una cortadura por nuestra parte, con todas las demás defensas que se pudieran executar, y el enemigo tiró otra línea con regularidad por no perder gente, y por la defensa del puesto que avía ocupado.

Pusiéronse a las 10 del día [sic] las dos balandras a la vela con sus quatro navíos, arrimándose a la ciudad a tiro de cañón por la parte de levante, y dando fondo nos manifestaron bastantemente la intención de arrojar bombas a la ciudad, y respecto de hallarse el Real Palacio tan expuesto a sus estragos, resolvió su magestad passarse al convento de San Pedro por ser este puesto menos expuesto, lo que executó esta misma tarde con mucha nobleza militar y cathalana, que le iva sirviendo.

Continuó a la noche el enemigo su fuego con bombas y artillería a Monjuich, y balas incendiarias a la ruina de los edificios de la ciudad, a cuyo vehemente disparo respondió la guarnizión con granadas, mosquetería y piedras de sus morteros, que le ocasionavan un daño muy considerable en sus obras. Reventósele en la batería de casa María la Pastelera un mortero que hizo mucho estrago.


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