Capítulo 45

Dispara el enemigo al baluarte con 40 cañones poniendo otros baxo el convento de Gracia pequeños. Avanza su línea azia el baluarte. Tómanle migueletes y paisanos mulos y cavallos.

Arrojan bombas las balandras y la batería de Santa Madrona balas incendiarias no cessando el fuego de las demás contra la brecha del baluarte.

Adelantan los sitiadores su brecha. Aplicación de sitiados en las obras de defensa. Surtida bien lograda de la plaza. Bombardeo a la ciudad con disparos de balas incendiarias.

Avanza el enemigo por tres partes, y logra mucha parte de las obras nuevas de Monjuich.

Dispara el enemigo al baluarte con 40 cañones.

Aumentó el enemigo al 17 tanto fuego contra el mencionado baluarte con sus 7 baterías, compuestas de 40 cañones, que fué un terror su disparo para hazer brecha, cuyas ruinas se limpiaron por los nuestros a la noche, reparando el daño con tierra y faxinas.

Avanzan los sitiadores su línea azia el fuerte, aunque nuestra artillería y mosquetería, y las piedras de los morteros, que se echavan le incomodavan mucho la prosecución de sus obras.

Puso el enemigo baxo del convento de Gracia unos cañones para ofender a nuestra gente, que estava fortificada en el convento de los capuchinos. Reparose que hazía grandes fortines en el recinto de la montaña, que ocupava para impedirnos los socorros de paisanos, poniendo la mayor parte de su cavallería des de San Andrés a la orilla del mar.

Los migueletes y naturales llegaron hasta las tiendas de su contrario, y cogiendo más de 30 mulos y cavallos, entraron en la ciudad con ellos muy alegres por el logro de aquel despojo. Passaron a ella nueve desertores alemanes, que todos tomaron partido.

Concurría el común de la ciudad, Deputación y brazo militar con toda actividad a quanto importava a la defensa de la plaza, insiguiendo los órdenes que recivían de su magestad con todo desvelo y aplicación.

El comandante general de Inglaterra y Olanda milord conde de Peterboroug tuvo consexo de guerra en Martorel con assistencia del conde de Cifuentes, príncipe Henrrique Landgrave de Hassia, marqués de Rubí, don Felipe Ferran, don Miguel de Alentorn y Pinós, el brigadier Palm y el brigadier Wils, y luego todos se fueron a la montaña de San Gerónimo donde avían ya acudido los sometenes de la provincia en número muy considerable para fazilitar el socorro de la plaza.

Arrojan bombas las balandras a la ciudad, y la batería de Santa Madrona balas incendiarias, no cessando el fuego de las demás contra la brecha del baluarte.

Acercáronse las balandras por la tarde del 19, y aunque de los baluartes de la parte del mar les dispararon mucho con la artillería, echaron aquellas ocho bombas a la ciudad, y a un tiempo muchas balas incendiarias a su casería la batería de Santa Madrona, arrojando assimismo las demás baterías mucho fuego dirigido a la brecha, que ya tenían los sitiadores avanzada en el Baluarte de San Felipe, logrando las bombas, que apuntaron sus bombarderos al mismo baluarte algún daño hiriendo unos seys soldados de los nuestros.

Llegaron al muelle las fragatas de Mataró, Sitges, Vinarós y Vilanova cargadas de víveres, municiones y faxinas. Desertaron 11 suissos, que dixeron quería el enemigo dar assalto por la lengua de buey a la brecha del baluarte y línea de comunicación con 200 hombres por cada parte, lo que confirmaron dos sargentos, que nos vinieron de su campo.

A las nueve y media de la noche bolvieron las balandras a echar bombas a la ciudad, continuando el bombardeo hasta las 3 de la mañana en número de 149 que hizieron mucha ruina en las casas y edificios llegando más allá de la cathedral y en el huerto del convento de San Pedro donde se alargó un casco de una, que reventó en el ayre, y dos al Palacio Real, de cuyos estragos solo quedaron tres personas heridas. Al mismo tiempo arrojó a Monjuique des de sus baterías 350 bombas y una multitud de balas incendiarias de la batería de Santa Madrona a la ruina por toda la ciudad, quedando solamente entre muertos y heridos cinco alemanes y tres soldados olandeses.

Adelantan los sitiadores su brecha. Aplicación de sitiados en las obras de defensa. Surtida bien lograda de la plaza. Bombardeo a la ciudad con disparo de balas incendiarias.

Prosiguió el enemigo sus repetidos tiros al baluarte de San Felipe el 20, adelantando su brecha y cordón para acercarse más a aquel, pero no pudo perfizionar la batería, que intentava por el continuo fuego de las piedras y balas de nuestras baterías.

Aplicáronse los sitiados con todo calor en las cortaduras, perfizionar las minas y a todo lo demás, que conduzía a la defensa. Salió el capitán de guardia de dragones del regimiento del conde de Sizendorf don Jayme Carrera con un destacamento de 50 cavallos, azia la parte de Gracia, y passando las tropas enemigas a mudar la guardia de sus ataques, les imbistió con tal valor que mataron siete franceses y aprisionaron tres.

Las balandras prosiguiendo su exerzicio nocturno dispararon 145 bombas, cayendo una en el Palacio Real y muchas balas de artillería a la ruina de la ciudad, que la hizieron grande en sus casas, executando lo mismo en Monjuich con nueve morteros arrojando hasta unas 350, que nos bolaron seis barriles de pólvora, de cuyo estrago murieron seis ingleses y tres napolitanos. Duró este continuo fuego de mar y tierra des de las onze de la noche hasta las dos de la mañana. Al mismo tiempo los carpinteros y albañiles de la ciudad trabaxavan en el fosso una estacada donde quedaron algunos muertos y muchos heridos.

Tocose una arma falsa en la Puerta del Ángel en que acudieron puntualmente las compañías de retén con muchos de los moradores de la ciudad.

Avanza el enemigo por tres partes, y logra mucha parte de las obras interiores de Monjuique.

Las tropas enemigas governadas por el marqués de Aytona teniente general embistieron al 21 por tres partes, que fué por la lengua de buey, brecha y baluarte de San Felipe con 2.000 hombres por cada una (como lo atestiguaron antes los desertores que nos vinieron), y peleándose con grande brío, les rechazaron los nuestros con indecible ardimiento por dos vezes. Continuaron los enemigos sus avanzes, y aviendo cargado milord Dunegal con los inglés [sic] a los que venían por la lengua de sierpe, guarneziendo la de buey el sargento mayor de la Real Guardia Catalana don Ignasio Picalqués con tres capitanes de aquella, don Antonio Puig, don Joseph Moragull y don Domingo Perera con 250 hombres, que fueron cortados por los enemigos, que venían por la brecha, y confundidos nuestros soldados con sus contrarios en medio de la obscuridad de la noche, de manera que no se conozían unos a otros, lograron con esta turbación los sitiadores el ocupar mucha parte de la obra nueva con la herrería y almazén, en cuya funcción perdimos a milord Dunegal, que quedó muerto, el barón Glade sargento mayor del regimiento de alemanes, y el capitán de granaderos del mismo regimiento de ingleses, el capitán de guardia catalana don Domingo Parera, y quatro capitanes ingleses, quedando heridos don Ignasio Picalqués, don Antonio Puig, don Joseph Moragull, el capitán don Fernando Comes, don Felipe hijo del general Santaman, siete ofiziales del regimiento de olandeses y muchos soldados, que se cree llegaron al número de 300 los que quedaron prisioneros de unos y otros regimientos, no aviendo sido menos la pérdida del enemigo en los muertos, que quedaron en el campo de quién hazimos quareinta soldados prisioneros y algunos oficiales. Assistieron valerosos en esta funcción el mariscal de campo general conde de Ulefeld y el general Santaman.

El príncipe Antonio de Liecktenstein dió particular exemplo a los sitiados, viéndole recurrir tan a menudo la muralla, subir a Monjuich y dar las más prontas providencias tanto en lo político como en lo militar en defensa y conservación de la plaza.

Adelantose el assedio, y pareziendo que no bastavan las rondas de los ecclesiásticos, que comenzaron el día 5 del corriente dispuso la ciudad con el real beneplácito otras nuevas compuestas de dos ecclesiásticos, dos cavalleros, dos ciudadanos y algunos de los gremios, que circuían y rondavan día y noche hasta la retirada del enemigo.


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