Capítulo 32

Alegres noticias de la toma de Valencia de Alcántara, y de la entrada del príncipe Eugenio de Saboya en Italia.

Engrueza el enemigo su bloqueo con alguna gente. Del producto de los cascos de bombas y trozos de artillería, manda el príncipe dar un refresco a la guarnizión.

Passan el estrecho quatro galeras de España. Llega el enviado de Inglaterra llamado por el príncipe a efecto de conferenciar con él.

Ocurrencias de Cádiz y de lo que executa su governador. Vienen dos moros de parte del alcayde Alí.

Primo

Alegres noticias de la toma de Valencia de Alcántara.

Algunos barcos de Faro y otras partes de Portugal aportaron al 23 con buena cantidad de todo género de pertrechos, mucho vino y comestibles. Súpose por las cartas que se recivieron por este medio como el exército de los aliados avía tenido la suerte en aquel reyno de hazerse dueño de Valencia de Alcántara en Estremadura, plaza de consequencia en la barrera de aquel país por cubrir gran parte de su terreno.

En el campo del bloqueo no suzedió novedad, quedando como de antes el enemigo en sus líneas más para observar nuestros movimientos que para ofendernos, escarmentado quizás del valor con que los del presidio igualmente peleavan tras el monte que en el raso de la campaña.

Restituyéronse el día 14 a nuestro puerto los barcos que días atrás avían ido con pasaporte del príncipe a Tetuán, Tánger y La Racha por provisiones. Truxéronle a nuestro primer gefe un pliego del enviado de Inglaterra, en que le dava parte como todavía quedava de assiento en la primera de aquellas 3 ciudades.

De Liborno entró un navío, que nos confirmó la entrada del príncipe Eugenio de Saboya en Italia.

Engrueza el enemigo su bloqueo con alguna gente. Del producto de los cascos de bombas y trozos de artillería manda el príncipe dar un refresco a toda la guarnizión.

La tartana que se avía enviado al Faro nos llegó el día 25 con quatro cavallos para el príncipe. De Lisboa entró otra con pliegos para diferentes sugetos del presidio, con que tuvimos la noticia de haver nuestro exército de Portugal puesto sitio a Alburquerque con no poco fundamento de reduzirla dentro breves días.

Observose en el 26 den de la plaza que el enemigo avía engrosado su campo con alguna infantería que le llegó de refresco, pero manteniéndose en la línea del bloqueo sin dar más passo que el mantenerse en ella.

Despachose al 27 una saetía genovesa con pliegos para Lisboa. El siguiente llegaron de buelta las dos fragatas inglesas de executar la orden que el príncipe les prescrivió en las costas de España.

Remitiose un barco a Tánger con cartas para el enviado Methuen, y por la tarde passó milord Shiempton con otros cabos sobre un navío a África para abocarse con dicho enviado.

Mandó el príncipe el 29 recoger los cascos de las bombas y piezas de yerro que quedavan de las muchas que o bien se avían reventado o se hizieron trozos, para coadjuvar con lo que se sacaría de su venta al gasto de un refresco de vacas y carneros, que dió a todo el presidio en demonstración de lo garboso y intrépido que se portó en la expugnación tan porfiada del enemigo.

Un navío genovés vino el día 30 de San Remo cargado para Amstardam. Dos venecianos dieron fondo igualmente en nuestra bahía, de quienes uno iva destinado para Lisboa y otro para Amburgo.

Passan el estrecho quatro galeras de España. Llega el enviado de Inglaterra llamado por el príncipe a efecto de conferenciar con él.

Despachose para Tánger al primero de junio una fragata en busca del enviado de Inglaterra, en razón de aver de conferenciar el príncipe con este ministro ciertos negocios de importancia, que se ofrezían sobre diferentes dependencias de monta, que a la sazón importava se efectuasen a fin de adelantar las disposiciones y medidas que se ivan tomando para la total conquista del continente a que se avía ya puesto los ojos con el buen éxito que las armas de su magestad y de los aliados avían tenido a que ayudó no poco la nueva felizidad con que coronó el cielo el sitio de nuestra plaza con tan menoscabo del enemigo y gloria de los sitiados.

Viéronse passar el día 3 por el estrecho quatro galeras de España, que el día antezedente avían disparado diferentes cañonazos, saludando a los que nos tenían bloqueados. Dos navíos ingleses vinieron oy de Lisbona, y con ellos se tuvo la triste noticia de la muerte del señor emperador Leopoldo (que Dios haya). Sintiola todo el presidio, y con singularidad el príncipe Jorge de Darmstad por los motivos que se dexan a la consideración de quién sabe la mucha confianza que hazía el césar de su persona.

Aportó en nuestra bahía el enviado de su magestad bretánica embarcado en la fragata que se le remitió a Tánger, quién apenas puso pié en tierra passó luego a verse con el príncipe y a discurrir con él del estado en que se hallavan los negociados, que por aquel tiempo ocurrían.

Entró el día 5 en barco portugués con cantidad de provisiones, que avía tomado en el Faro para el abasto de esta plaza, y aunque es verdad que el día antecedente las quatro galeras arriba dichas le dieron caza, por haverlas hallado detenidas a la fuerza del viento, que les era contrario, pudo con todo escaparles sin el menor daño.

Ocurrencias de Cádiz y de lo que executa su governador. Vienen los moros de parte del alcayde Alí.

Un navío inglés, que avía passado a Tánger para comprar ciertos bastimentos, bolvió el día 6, siguiéndole un barco cuyo patrón el día antecedente estuvo en Cádiz, y dixo como el governador de aquella plaza avía echado un bando en que se mandava a todas las personas incapazes del manexo de las armas evacuasen la ciudad en virtud de haver llegado a ella un corsario francés, que participó al comandante en secreto ciertas noticias, de que los de nuestro partido tenían en aquella ciudad varias intelligencias a fin de hazerse dueños a su tiempo de ella, y que muchas personas obedeziendo al bando se retiraron tierra adentro con lo mexor de sus averes. Dixo también que no era numeroso el presidio que guarnezía aquella plaza, bien que el de Villadaries con un buen destacamento de cavallería, quedava acampado entre Rota y Santa María para acudir con presteza a qualquiera movimiento adonde urgiera más la necessidad.

Con el navío que se dixo arriba vinieron también dos moros enviados del alcayde Alí para passar con ellos el enviado Methuín de Inglaterra a Tánger quanto antes a efecto de concluir el tratado secreto, que entre la reyna de la Gran Bretaña y el rey de Mequines se iva arreglando en la mutua y buena correspondencia, que con aquel príncipe deseavan tener ingleses, a fin de sacar de sus dominios un buen número de cavallos para las operaciones que avían acordado executar en la guerra del continente. Embarcose con los moros aquel ministro el día siete para Tánger favorezido del viento y bonanza del mar.

Las fragatas y navíos que quedavan sobre el fierro en la bahía de días atrás se pusieron también en marcha para continuar su derrota azia el poniente, si bien que a poco rato hubieron de retrozeder por havérseles contrariado el viento.

Suzedió este día la fatalidad de haverle un cavallo tirado una coz al príncipe comandante, con tan fuerte golpe que le habrió una llaga muy profunda en la pierna a tiempo que iva passeando montado por las cercanías de la ciudad, reconoziendo el daño que todavía quedava del passado sitio.


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